lunes, 13 de octubre de 2014

Criminologia








Criminología
La criminología es la ciencia que estudia las causas del "crimen" y su ente biopsicosocial preconiza los remedios del comportamiento antisocial del hombre. La criminología es una ciencia interdisciplinaria que basa sus fundamentos en conocimientos propios de la sociología, psicología y la antropología, tomando para ello el marco teórico de la medicina y el derecho penal. Las áreas de investigación criminológicas incluyen la incidencia y las formas de crimen así como sus causas y consecuencias. También reúnen las reacciones sociales y las regulaciones gubernamentales respecto al crimen. El nombre de esta ciencia fue utilizado por primera vez por el antropólogo francés Paul Topinard. En 1885, el profesor italiano de derecho Rafael Garófalo acuñó este término.
A pesar de ser una ciencia reciente y haber sido cuestionada en cuanto a su autonomía y su independencia disciplinaria, la criminología moderna ha alcanzado su identidad científica y social a través de:
  • Una diáfana definición de sus dos objetos de estudio (conducta desviada y control social).
  • Un manejo coherente e integrador de métodos de estudio provenientes de las ciencias positivas y sociales.
Actualmente, se conocen 4 métodos para conocer qué circunstancias hacen que una persona cometa un crimen, los cuales son: entendimiento directo con el delincuente, examen médico, examen psicológico (datos sobre personalidad) y encuesta social (medio en el que se desarrolla la persona).
La teoría del Iceberg y nuestras decisiones

La teoría del Iceberg de Hemingway a lo largo de la historia se ha aplicado a diferentes ámbitos, como al literario, al de recursos humanos, hoy os presentamos esta teoría aplicada al ámbito de la Psicología. La teoría de Hemingway en Psicología viene a decir que sólo atendemos aquello que percibimos a simple vista. El resto pasa inadvertido, comparándolo con un iceberg.  Es decir, que hay una parte consciente de la información, pero también otra inconsciente. Ahora lo entenderéis. Imaginaros que viajais en un barco, y a lo lejos avistáis un iceberg, lo miráis, y ¿qué veis? una masa de hielo. Pero también,  debajo de ese iceberg se encuentra escondida a la vista otra masa de hielo gigantesca que lo mantiene y da solidez, como podéis comprobar en la imagen. Esto es lo interesante, esa parte invisible a nuestros sentidos. Es decir, cuando miramos la realidad que tenemos delante de nuestros ojos, vemos su superficie, lo visible, según la teoría del iceberg un 20 % del total, ¿y lo restante? eso correspondería con la parte inconsciente, ese 80 % del total. Con esto podemos reflexionar a veces, sobre los entresijos de nuestra mente y todos sus procesos, eso que no vemos.


A modo de ejemplo, pensad en la gran cantidad de veces que nos convencemos con una idea, y nos obcecamos por seguir el camino fácil. Esta opción sería aquella que apoye o favorezca a nuestra idea, ya no intentamos averiguar si estamos confundidos o equivocados, sino al contrario, sólo buscamos y defendemos información que apoye a nuestra hipótesis.

¿Por qué optamos por aquello que primero nos invade, o sea más acorde en ese momento y no intentamos comprobar que aquello a lo que optamos puede ser falso? ¿Por qué la mayoría de las veces no debatimos sobre los costes o beneficios? ¿No será porque tras tomar una decisión repentina salen a luz nuevos interrogantes y problemillas, que no habíamos tenido en cuenta hasta ahora? ¿Y que nosotros, los seres humanos, solemos funcionar con un programa de economía cognitiva, por el cual escogemos aquella información que menos esfuerzo nos provoque y esté relacionada con nuestra forma de ver la vida?

Por ejemplo, creemos que una situación ha sido creada por diferentes cuestiones, es decir, mi amiga me ha dicho tal cosa porque quiere ser como yo, porque me tiene envidia, porque no puede soportar que tenga suerte en la vida… Y en realidad, puede haber sido por otras muchas causas, pero estamos tan convencidos de eso que hemos creado, que ya cualquier comentario que se nos venga a la cabeza lo relacionaremos con nuestra hipótesis. Pensad, que la mayoría de las veces manejamos hipótesis y conclusiones en base a la información que tenemos, que no es ni por asomo la información total que existe. ¡Cautela en nuestras tomas de decisiones! –

criminología
La “criminología” debe ser comprendida como un espacio polivalente de saberes referidos a la “cuestión criminal”. Siempre que se quiera seguir empleando este término, debe ser usado en plural. Referirse a la “cuestión criminal” como el objeto de las “criminologías” y no a la “criminalidad”, implica separarse de aquellos que piensan lo “criminal” solo como lo que es definido por tal por el derecho penal en un momento y lugar dados, y al mismo tiempo de aquellos que piensan lo “criminal” solo como lo que viola normas de diferentes naturaleza que no son contingentes.

La nueva “ciencia”, desde su aparición, no tuvo limites determinados; porque existieron muchos estudiosos de varias ciencias sociales y naturales que hablaban del objeto “crimen” pero desde variados puntos y versiones, de tal forma que llevaba a pensar que no hacían referencia al mismo punto de estudio. Aunque, en sus inicios, estuvo mas relacionada a la medicina y no tanto a lo jurídico. Todo esto dentro de un marco positivista.

Cabe acotar que, a pesar de ser una ciencia reciente y haber sido cuestionada en cuanto a su autonomía y su interdependencia disciplinaria, la criminología moderna ha alcanzado su identidad científica - social a través de:

una diáfana definición de sus dos objetos de estudio (conducta desviada y control social).
un manejo sólido del método científico.
El delito que significa la violación o el desconocimiento de bienes o valores jurídicamente protegidos, enfocado desde el punto de vista formal que es lo antijurídico, lo que es contrario a la ley o como se lo explica es la adecuación de la conducta al tipo penal. Como fenómeno jurídico, social, natural, no sólo interesa al Derecho Penal sino a varias ciencias, de ahí es que hablemos de “las ciencias penales”, cada una enfoca al delito, al delincuente y a la pena desde su ámbito.
Podemos decir que las ciencias penales son el conjunto de conocimientos relativos al delito, delincuente, pena o sanción y a los demás medios de defensa contra la criminalidad. En este conjunto el Derecho Penal es una de esas ciencias que estudia el problema del delito desde un ángulo puramente jurídico, las demás disciplinas lo hacen desde diversos puntos de vista. Lo que debe tenerse en cuenta de modo muy especial es que el delito es un fenómeno social y natural que se lo estudia con diversos métodos.
Son mucha las clasificaciones que se hacen de las ciencias penales, Luis Jiménez de Asúa a quien recurrimos en diversos temas, nos habla de una Enciclopedia de las Ciencias Penales, pero no concediéndole mucha importancia pasa a darnos una clasificación de las ciencias penales que las divide en seis principales con subdivisiones, de acuerdo al siguiente cuadro:
A) Criminología:
  • Antropología
  • Psicología
  • Biología
  • Sociología
B) Criminalística
  • Filosofía
  • Historia
  • Dogmática
C) Derecho Penal
  • Crítica y reforma (Política Criminal)
D) Derecho Procesal Penal
E) Derecho Penitenciario
F) Ciencias auxiliares
  • Estadística
  • Medicina Legal
  • Psiquiatría Forense
De lo anteriormente expuesto el Derecho Penal es la disciplina central. Al definir el delito y conceptualizar al delincuente señalándole una pena, da el basamento de las otras ciencias, al mismo tiempo que las delimita. Por ello entre las ciencias penales hay íntimas conexiones y correlaciones.
El Derecho Penal estudia el delito desde el punto de vista fundamentalmente jurídico, las otras ciencias lo hacen muchas veces más desde un punto de vista social, cultural o natural.
La Sociedad Mexicana de Criminología
La Sociedad Mexicana de Criminología ha principiado a tener vida abierta a todos los interesados en las Ciencias  Criminológicas, a partir de 1975.

Somos  una Asociación Civil constituida de acuerdo con el Artículo 2670 del Código Civil para el Distrito Federal; tenemos grupos correspondientes en diversos Estados de la República.

La Sociedad se ha establecido para realizar investigaciones en el campo de la Criminología, publicar dichas investigaciones, dar información general a sus socios de los avances de la Criminología; intercambiar trabajos y estudios con criminólogos nacionales y extranjeros; informar al público de los problemas criminológicos por medio de congresos, conferencias, cursos, etc., y proponer reformas a las Leyes Penales y a la Política Criminológica Nacional.

La Sociedad tiene un carácter exclusivamente académico, por lo que se abstiene en sus asambleas, en reuniones oficiales o en sus publicaciones de tratar asuntos de política militante o de naturaleza religiosa.

La Sociedad tiene cinco grupos de socios

Titulares, los cuales son personas con grado académico superior al de bachillerato y que tienen relación con la Ciencia Criminológica por su trabajo, intereses o profesión.

Estudiantes, son aquellos que aún no obtienen un título profesional, pero están estudiando cualquier carrera y les interesa la Criminología.

Correspondientes, los extranjeros que reúnan los mismos requisitos que los socios titulares.

Honorarios, son aquellas personas que se han distinguido de manera sobresaliente en el campo de la investigación, docencia o trabajo criminológico.

Benefactores, que cooperan económicamente en forma extraordinaria para el desarrollo de la sociedad

La Sociedad celebra asambleas y reuniones en las cuales discute sus planes de trabajo y se intercambian puntos de vista y opiniones entre los miembros.

Para el mejor desarrollo de sus actividades, la Sociedad está organizada en secciones, las que se reúnen y funcionan con gran  autonomía, realizando investigaciones y discutiéndolas en sesiones de trabajo.

Las secciones de que consta la Sociedad son:
  1. Criminológica-Jurídica.
  2. Médico-Biológica.
  3. Penológica y Penitenciaria.
  4. Psicológica y Psiquiátrica.
  5. Sociológica y de Trabajo Social.
  6. Victimológica.
  7. Criminalística.
  8. Pedagogía Criminológica.
  9. Política Criminológica.

Las actividades preponderantes de la Sociedad han sido:
a) Cursos de Actualización Criminológica.
b) Cursos Nacionales e Internacionales de la Especialidad, (en las diversas Universidades del País).
c) Asesorías a Instituciones Públicas y Privadas
d) Congresos Nacionales, a la fecha se han desarrollado 15 en diversos estados de la  República.

 2° Periodo.




Concepto de conducta antisocial.

Cualquier acción que viole las reglas y expectativas sociales o vaya contra los demás, con independencia de su gravedad.
La conducta antisocial es un término que utilizan los psicólogos para referirse de manera amplia a cualquier conducta que infrinja las normas sociales y/o sea una acción contra los otros.
Las conductas antisociales suelen ser muy variadas, entre ellas se pueden mencionar: acciones agresivas, mentiras, robos vandalismos piromanía, absentismo escolar, holgazanería, huidas de casa o abuso sexual, con independencia de su gravedad. Difícilmente un chico presente todos los síntomas; probablemente aparezca un síntoma como el central y algún otro u otros asociados. Cuando un chico presenta una conducta antisocial, se suelen ver anomalías en cuanto a su rendimiento; por ejemplo retrasos escolares, falta de comunicación, asociada a un escaso relacionamiento social, hiperactividad, continuos enojos, quejas entre otras.
Ejemplo:
Un niño que vive con sus padres y una hermana. Es un niño muy problemático, agresivo, con mala conducta en casa y en la escuela. En casa discutía con la madre y provocaba a sus hermanos para pelear, les robaba dinero y amenazaba con encenderle fuego a la casa. Su padre y madre trabajaban todo el día y cuando lo veían era solo para regañarlo y pelear.
En el ejemplo vemos un claramente como la ausencia de los padres le afecta a este niño y lo hace tener una conducta antisocial.

Clasificación de las conductas antisociales

Clasificación dimensional de la conducta antisocial:
Conducta externalizada e internalizada. Específicamente en lo referente a la naturaleza y clasificación de los desordenes de tipo disruptivo y agresivo, según Loeber, Lahey y Thomas (1991) es posible que los desacuerdos existentes sobre las categorías de desordenes de tipo antisocial solo reflejen distintos enfoques del estudio del problema. La discusión básicamente gira en torno a tres formas en que podemos conceptualizar la conducta antisocial; la primera plantea la posibilidad de que los desordenes de conducta y de conducta oposicional sean dos categorías enteramente distintas y excluyentes; la segunda, que sean expresiones más o menos severas de la misma etiología y que justamente algunos jóvenes progresen de conductas menos severas (conducta oposicional) a más severas (desorden de conducta) con el transcurso del tiempo; y la tercera, que los dos sean desordenes distintos con etiologías parcialmente relacionadas. Esto ha llevado a los investigadores y clínicos a cuestionar si la conducta antisocial en los niños podemos conceptualizarla en términos de una sola o de múltiples dimensiones. Los estudios realizados desde la perspectiva dimensional han intentado documentar una o más dimensiones de la conducta disruptiva infantil, cada una de las cuales considera valores que van desde lo normal hasta lo anormal y consiste en conductas interrelacionadas. Entonces suponemos que las conductas varían a lo largo de dichas dimensiones, concuerdan sustancialmente con la clasificación clínica, estos no arrojan clasificaciones diagnosticas especificas; más aun, sugieren nomenclaturas distintas para los problemas de conducta antisocial.
En primer lugar, hemos identificado dos amplias dimensiones conductuales derivadas empíricamente, conocidas como conductas externalizadas o su controlada y conducta internalizada o sobre controlada. La primera incluye conductas infantiles caracterizadas por impulsividad, desafío, agresión, rasgos antisociales, y excesos de actividad; por otra parte la internalizada está caracterizada por el aislamiento, disforia y ansiedad. La separación y validación de problemas externalizados, y su diferencia con los de la dimensión internalizada se han establecido respecto a edad, género, curso, pronóstico, y patrones de interacción familiar. La conducta antisocial está en la dimensión extrernalizada y conforma un patrón caracterizado por problemas de subcontrol conductual que llevan conflictos repetitivos de relación con los
miembros del ambiente social. Los problemas externalizados son más estables que los internalizados y, por tanto, tienen un pronóstico más pobre ya que son más resistentes a la mayoría de las formas de intervención.
Al analizar las clasificaciones clínicas y empíricas de desorden de conducta y conducta externalizada, algunos autores sugieren dos dimensiones adicionales de la conducta antisocial. La primera, socializado-no socializado, considera un continuo que se va desde los individuos que muestran vinculados sociales hacia otras personas (socializado) hasta sujetos que tienen dificultad para establecer empatía o efecto hacia otros (no socializados). La segunda dimensión agresivo-no agresivo incluye en uno de sus polos comportamientos como vagar, mentir, robar y abuso de sustancias, las cuales no son violentos ni implican confrontación con otras personas (no agresivos) y, en contraposición, en el otro polo están las conductas que violan directamente los derechos de otros, como la violencia física y los daños a la propiedad (agresivo). Loeber y Schmaling y Patterson aluden a estos comportamientos como conducta antisocial encubierta, presente en el extremo no agresivo de la dimensión, y conducta antisocial manifiesta, que se encuentra en el polo agresivo de la dimensión. Esta ultima corresponde, por su naturaleza disruptiva y agresiva, a la dimensión externalizada descrita anteriormente.
Achenbach y sus colaboradores, en una amplia investigación con muestras de de 8 964 niños estadounidenses y daneses de seis a 16 años, remitidos clínicamente, realizaron un análisis factorial de tres escalas de verificación de conducta infantil y encontraron dos factores de síntomas de problemas de conducta. El primero lo denominaron agresivo y comprendía los comportamientos incluidos en la categoría de desorden oposicional desafiante mas “fanfarronear”, peleas y un factor de delincuencia compuesto de conductas encubiertas, como robar, vandalismo, consumo de sustancias y compañías delincuentes. Frick y sus colaboradores obtuvieron resultados similares mediante entrevistas estructurales de niños remitidos para intervención clínica; sin embargo, el estudio de análisis factorial de Lindgren y sus colaboradores con 1 285 niños de primaria arrojo un factor adicional, el factor oposicional, además de los de agresividad y delincuencia.
Durante algún tiempo, la mayoría de los investigadores utilizaron las dimensiones encubierta o no agresiva y manifiesta o agresiva para identificar las diversas conductas antisociales y sus variaciones. Frick y sus colaboradores, en un estudio meta-analítico de 60 estudios de análisis factorial de problemas de conductas infantil señala que la covariación entre estas conductas pueden conceptualizarse mejor en términos de dos dimensiones ortogonales, una de las cuales es la dimensión clásica encubierta-manifiesta y la segunda surge a partir de su estudio denominada destructivo-no destructivo. Los autores demostraron que todas las conductas manifiestas (incluida la agresión física) covariaban en el polo manifiesto y todas las conductas encubiertas covariaban en el polo encubierto. Pero al utilizar la segunda dimensión, la distinción encubierta-manifiesta se modificaba y agrupaba conductas descritas como “destructivas” (daño a propiedad o a otras personas) en un polo y “menos destructivas” hacia otros en el polo puesto. Cuando analizamos los patrones de conducta de esta forma, encontramos una correspondencia con las descripciones clínicas de desorden de conducta (conducta antisocial encubierta con o sin destructividad; conducta antisocial manifiesta pero solo de naturaleza destructiva) y conducta oposicional (conducta manifiesta no destructiva). Por tanto, los cuadrantes creados por la intersección de estas dimensiones bipolares podían corresponder a las distinciones realizadas entre conductas que violan las reglas según los sistemas legales y las conceptualizaciones clínicas de conducta oposicional, agresión, violación a la propiedad y ofensas de estatus. A pesar de estas correspondencias, los datos indican diferencias respecto a los patrones de edad, severidad y grado de desviación con que se presentan estas conductas y los índices clínicos tradicionales.

EL TRASTORNO PARANOIDE DE LA PERSONALIDAD


Las personas con este problema son enormemente desconfiadas, siempre piensan que los demás, incluyendo seres queridos (que cada vez son menos porque huyen despavoridos), están en su contra. Esto implica que interpreten injustificadamente ofensas, burlas, menosprecios, infidelidades, etc.: ante la duda sobre una intención ajena, un paranoide escogerá la opción más desfavorable, es decir, aquella que suponga un ataque del otro. Por ejemplo, si se le dice a una persona con este problema que lleva una camisa muy bonita, dicha persona podrá interpretar que el otro está burlándose y que en el fondo piensa que es horrorosa. Obviamente, ni el paranoide más recalcitrante lo malinterpreta todo, pero en el momento más insospechado (el entorno suele estar en tensión con estas personas porque nunca saben cuándo se va a encender la chispa), sobre todo si el estado de ánimo del sujeto es negativo, se producirá un hecho desagradable por el que el individuo saltará y su interlocutor intentará, infructuosamente, demostrar su inocencia.

Como ya hemos dicho, estas personas se van quedando solas porque los demás no soportan sus continuos reproches y su hostilidad. Su desconfianza se hace muy palpable en el terreno de las relaciones de pareja, donde destacan sus celos injustificados y completamente enfermizos. Un paranoide puede acusar a su mujer de que va a cometer una infidelidad simplemente por ponerse colonia para salir a la calle.

Estos individuos viven en un estado de amargura y frustración constantes, del que culpan a los demás por sus continuas agresiones -siempre según su distorsionado punto de vista-. A medida que se sienten más solos, más hostiles y huraños se tornan, con lo que se produce un círculo vicioso por el que todavía reprochan más a los otros su situación y, en consecuencia, los demás se alejan en mayor medida. No sólo los paranoides están frustrados afectivamente -sobre todo, por ser ellos tan hostiles y espantar a los demás-, sino que también sienten rabia porque les gustaría destacar, despuntar mucho por encima de la gente. Esto es debido a un proceso de desapego o desvinculación afectiva fruto de sentir a los demás como enemigos: dicho de otra forma, sería como pensar que ellos no necesitan a nadie porque valen mucho más, y que además se van a vengar de los otros por haberles perjudicado tanto.

A continuación, reproducimos literalmente los criterios diagnósticos de la clasificación DSM-IV-TR sobre el trastorno paranoide de la personalidad:

A. Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos contextos, como lo indican cuatro (o más) de los siguientes puntos:

(1)    sospechan, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a hacer daño o les van a engañar
(2)    preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos y socios
(3)    reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que compartan vaya a ser utilizada en su contra
(4)    en las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son degradantes o amenazadores
(5)    alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o desprecios
(6)    percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar
(7)    sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel

B. Estas características no aparecen exclusivamente en el transcurso de una esquizofrenia, un trastorno del estado de ánimo con síntomas psicóticos u otro trastorno psicótico y no son debidas a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica.

CLASIFICACIÓN DE DELINCUENTES


La clasificación de los delincuentes de Ferri se ha hecho clásica, y en realidad fue la adoptada por la Escuela Positiva. Se consideran cinco especies de delincuentes: nato, loco, habitual, ocasional y pasional, aunque aclarando que se entiende siempre una prevalecencia (y no una exclusividad) de ciertas características.
El delincuente nato
 es aquel que tiene una carga congénita y orgánica que es la razón de su delito, lo que hace la prognosis alta- mente desfavorable. Es a causa del atavismo; Fenómeno de herencia discontinua que se manifiesta por la reaparición de los caracteres de antepasados remotos y no inmediatos. Se debe a una casual recombinación de genes o a condiciones ambientales excepcionalmente favorables para su expresión en el embrión. En Ferri el atavismo y la tendencia a la criminalidad son factores que determinan a un individuo como delincuente.
El delincuente loco
 o alienado (pazzo) es el que padece una grave anomalía psíquica. a causa del atavismo; Fenómeno de herencia discontinua que se manifiesta por la reaparición de los caracteres de antepasados remotos y no inmediatos. Se debe a una casual recombinación de genes o a condiciones ambientales excepcionalmente favorables para su expresión en el embrión. En Ferri el atavismo y la tendencia a la criminalidad son factores que determinan a un individuo como delincuente

El delincuente habitual
 Es aquel cuya tendencia a delinquir es adquirida, aunque tengan base orgánica, ya que "no se adquieren hábitos que no estén conformes al propio ser". Por falta de restricciones (Pinatel). Hace del delito su forma de vida basándose en habilidad y fuerza, por ejemplo el carterista. Este tipo de criminalidad ya va contra la Escuela Clásica. Ferri y Cesare Lombroso ya estudian al delincuente. La Criminología actual hace eso, estudiar al delincuente, las causas del delito, etc., esto hace para fundamentar la profilaxis criminal o la Política Criminal.
El delincuente ocasional
 Es el que cede ante la oportunidad de delinquir, es el medio el que lo arrastra, y su base orgánica es pequeña. Ve la ocasión para delinquir en que no hay nadie que lo detenga o lo restrinja. Dentro esta esfera está quien comete un accidente de tránsito con muerte (homicidio involuntario).
El delincuente pasional
 es una variedad del ocasional, pero presenta características que lo hace típico, principalmente la facilidad con que se enciende y explota en su parte sentimental. La principal crítica a esta clasificación es que se funda sobre di- versos criterios, y no sobre una base igual. Ferri respondió en el sentido de que se trata de una clasificación de tipo práctico, los tipos no se confunden entre sí y se pueden tomar medidas específicas para cada categoría.
 

Qué es Tolerancia:

Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar. Como tal, la tolerancia se basa en el respeto hacia lo otro o lo que es diferente de lo propio, y puede manifestarse como un acto de indulgencia ante algo que no se quiere o no se puede impedir, o como el hecho de soportar o aguantar a alguien o algo. La palabra proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar’.
La tolerancia es un valor moral que implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las nuestras.
En este sentido, la tolerancia es también el reconocimiento de las diferencias inherentes a la naturaleza humana, a la diversidad de las culturas, las religiones o las maneras de ser o de actuar.
Por ello, la tolerancia es una actitud fundamental para la vida en sociedad. Una persona tolerante puede aceptar opiniones o comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales. Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social.
Por su parte, la tolerancia hacia quienes profesan de manera pública creencias o religiones distintas a la nuestra, o a la establecida oficialmente, se conoce como tolerancia de culto, y está estipulada como tal por la ley.
El 16 de noviembre fue instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Día Internacional de la Tolerancia. Esta es una de las muchas medidas de la ONU en la lucha contra la intolerancia y la no aceptación de la diversidad cultural.
 

Ubicación de la Criminología como Ciencia



    En general, la conducta humana es estudiada por diferentes disciplinas científicas; a las que investigan el origen del hecho humano y su desenvolvimiento natural, como la Biología, la Psicología y la Sociología, se las denomina causal-explicativas; a las que se ocupan de las conductas previamente plasmadas en normas legales, se las denomina normativas: el Derecho, por ejemplo; y a las que, utilizando el material científico producido por las anteriores, enseñan el modo de resolver problemas prácticos, se las denominan aplicativas o aplicadas: la medicina, por ejemplo (Reyes E., 1976).
Ahora bien, cuando la investigación está referida a la específica conducta humana que produce un daño individual o social, de cierta magnitud (delito) puede proyectarse en tres ángulos diferentes, correspondientes a los tres tipos de ciencias antes citadas. Así: cuando se estudia el delito en sus causas endógenas y exógenas, y en su desarrollo, se tiene la Criminología; cuando se estudia el modelo de comportamiento ilícito descrito por el legislador en los tipos penales, tenemos el Derecho Penal; y, cuando se indagan las circunstancias personales, instrumentales y temporo-espaciales en que se realizó el hecho delictivo, a fin de identificar, perseguir y capturar a su autor, se tiene la Criminalística. En consecuencia, la Criminología es una ciencia causal explicativa, ubicada, por ello, en la esfera de las ciencias del “ser”; ubicación distinta a la del Derecho Penal, que por ser una ciencia normativa, pertenece a la esfera de las ciencias del “deber ser”.
  • Relaciones de la Criminología con otras Disciplinas
Existe un conjunto de ciencias, autónomas unas; auxiliares o accesorias otras, que, total o parcialmente, con fines teóricos o prácticos, se ocupan de temas o problemas referentes al delito, al delincuente, a la pena o al procedimiento penal. A este conjunto, al cual pertenece la Criminología, se lo conoce en la doctrina con el nombre genérico de “Ciencias Penales” o “Ciencias Criminales”.
Es obvio entonces que, por la comunidad del objeto material de estudio, exista entre ellas relaciones manifiestas, que los estudiosos de esas temáticas han tratado de mostrar esquemáticamente en lo que se ha dado en llamar el “Cuadro de las Ciencias Penales” o el “Cuadro de las Ciencias Criminales”, de los cuales se muestra un modelo en la página anterior.
Por lo demás, al hacerse referencia a la definición, al objeto, al método y a la ubicación de la Criminología, se evidenciaron sus relaciones con la Criminalística, el Derecho Penal, la Biología, la Psicología, Sociología y la Psiquiatría Criminal; disciplinas todas, con las cuales la criminología mantiene sus más estrechas relaciones.